viernes, 1 de febrero de 2013

1.2: La formación del docente como un profesional autónomo y reflexivo.


1.2: La formación del docente como un profesional autónomo y reflexivo.

                       El docente ante el discurso de las competencias.

 

Gran parte de la investigación y las propuestas docentes se centra en la concepción funcionalista de la enseñanza eficaz. Desde esta perspectiva se han abordado dos cuestiones: las características personales que hacen competentes a los bueno o malos profesores y la delimitación de los métodos eficaces de enseñanza.

En un esquema de racionalidad técnica se separa el pensar de la puesta en práctica, y el maestro se convierte en un mero técnico, de acuerdo con A. Baarriga(1993:69).

Por el contrario, la propuesta del práctico reflexivo se sustenta en una racionalidad práctica, donde la formación de los profesionales  enfatiza la acción práctica, mediante la comprensión plena de la situación profesional donde se labora, la cual sólo puede alcanzase por la vía de procesos de liberación, debate e interpretación. En este caso el profesor se convierte ya no en mero operario técnico, sino en un profesional analítico-reflexivo que rescata su autonomía intelectual.

Desde un enfoque constructivista, un proceso de formación del profesional de la educación debe partir del pensamiento espontáneo del profesor sobre la práctica misma de la docencia.

La interacción docente-alumno se manifiesta en la reflexión de la acción recíproca.

La calidad del aprendizaje depende en gran medida de la habilidad del docente para adaptar su demostración y su descripción a las necesidades cambiantes del alumno.      

Una importante crítica al currículo por competencias es que en muchos casos se adopta una visión pragmática, reduccionista y técnica, que al parecer es la que prevalece hoy en gran parte de los proyectos educativos y cocurriculares, donde la competencia queda reducida al dominio de un “saber hacer” procedimental muy puntual y de corte técnico, como una vía que sólo permita definir registros de tareas o comportamientos discretos y fragmentado.

Se menciona el carácter situado de la competencia, ya que la movilización de saberes ocurre y es pertinente en un contexto o situación específica, por lo que se requiere echar mano de procesos complejos que implica tomar decisiones, elaboración de juicios, adopción de puntos de vista, clasificación de valores o perspectivas éticas para afrontar la situación y para poder solucionar las problemáticas o tareas que enfrenta.

La competencia se concibe como una prescripción estricta, y se restringe a “saber ejecutar”.

En el sentido amplio, la competencia se concibe como una prescripción abierta que implica la capacidad de afrontar una situación compleja, con la intervención de varios saberes.

Implica además una acción responsable y autorregulada, consciente, ejecutada con todo conocimiento de causa, por lo que involucra el saber ser.

Las competencias docentes pueden ser muy diversos tipos, no existe una categorización consensuada.

El sentido que conlleva identificar competencias docentes, va más alla de la construcción de un referencial, consiste en propiciar una práctica reflexiva, significativa y situacional. Esta u otra clasificación de competencias docentes puede ser útil si apoya los procesos de formación de los docentes y les permite analizar su práctica, fijarse metas , entender y superar desafíos que enfrentar.

 

                     

 

 

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